Y mientras ves, oyes, sientes… te das cuenta que sin quererlo la vida pasa…
Como si una maraña de diferentes plantas en la selva se fueran cruzando en tu camino. Algunas veces puedes intuir o ver más allá y otras la madre naturaleza te sorprende con una rama enorme que jamás hubieses imaginado… No obstante… Por muy duro que haya sido el choque, si nos tranquilizamos y cogemos un poco de perspectiva veremos que, incluso esa rama se puede esquivar e incluso a veces trepar, y desde allí ver un nuevo amanecer…
Incríble pero cierto…
Lo que pasa que cuando estamos sucumbidos a la noche (o falsa noche), todo es un camino tenebroso, y difícil de escapar.
Pero… ¿de qué huimos finalmente? ¿No será que tenemos miedo de enfrentarnos con nuestra propia sombra? Esa sombra que se asusta del entramado arbóreo? El entramado de la VIDA………
Andemos de otra forma diferente, permitámonos escalar, y sobre todo permitámonos el placer de imaginar para luego poder sentir ese sol reconfortante…
